lunes, 28 de enero de 2013

En el Mercado Medieval



Me temo que, liados como estamos con los preparativos para La Última Posada, hemos dejado algo abandonado el blog, pero en calidad de expertos que somos en ambientación medieval, gracias a tantas partidas como llevamos a nuestras espaldas, no podíamos dejar de comentar algunas incongruencias que hemos detectado en el Mercado Medieval que se ha celebrado en Córdoba este fin de semana (y no nos referimos a que vendieran escudos del Real Madrid del tamaño de bandejas).


Por ejemplo, las ropas: a no ser que la crisis haya llegado ya a la alta nobleza, no es normal que los mercaderes vistieran tan bien y con tanto colorido, y más habida cuenta de que los pj´s éramos nosotros, que para eso visitábamos el mercado. Dos de las vendedoras llevaban incluso coronas élficas, eso no se ha visto ni en Avalon. Luego, los olores, que estaban conseguidos sólo a medias: “el aroma dulce de la carne asada y el pan recién horneado se mezclaba con el olor de las hierbas aromáticas y los perfumes especiados” sí, pero, ¿Y “el acre olor de las pieles recién curtidas y el penetrante tufillo de los tintes”? Por no hablar del “hedor de la basura que se acumulaba en las populosas calles de la ciudad sin alcantarillado”. Estos últimos no había forma de encontrarlos. 

Igual que la ambientación, claro. Había un par de duendes y una bruja conversando con el público, y un grupo de músicos ambulantes deambulando por allí, y eso está muy bien. Pero ningún semiorco enorme que nos apartase a empellones del camino del rico mercader al que escoltaba, ni un simpático golfillo que nos arrebatase la bolsa para que lo siguiéramos a un callejón donde comenzaba la aventura. Y la gente pagaba al contado, no con pequeñas bolsas cerradas de manoseado cuero, o graciosos bolsillos de seda adornados con cuentas. Ah, y los cepos, las jaulas y los otros instrumentos de tortura estaban vacíos, nadie a quien tirar verdura podrida.





Como somos gente muy bien dispuesta, nos las arreglamos para disfrutarlo de todos modos, pero desde aquí animamos al Ayuntamiento de Córdoba a corregir esos pequeños detalles, para que la experiencia sea realista, porque la verdad es que, pese a todo, el mercado ha estado muy bien.